Ya comienzo a creer
que el mundo es una flecha
con tristeza, perpetuada,
y congal de mentiras
y una danza macabra
y una asfixia.
Antes la escoba a mis pies
iba cantando.
Un trapeador con el alba surgía.
No había lamentos entre nubes oscuras.
y mis ojos apetecían el sol
y ver lluvias, alcoiris, estrellas...
Un estropajo quitaba los mocos a los tristes.
Limpiaba manos sucias, lavaba
la nostalgia, derrumbes de palabras
y de las contradicciones, despercudía la ira.
Aún parecen tan lejanos los comienzos.
Si la ansiedad se desploma así,
como hasta ahora, tan suciamente, sin catharsis,
¡qué muerto estoy en vida, no lo quiero!
19-4-1992 / http://www.geocities.com/baudelaire1998/texto10.html